Poder y diferentes visiones del mundo en el marco de las
acciones de adaptación costera
Por Fabiola
Espinoza Córdova
Centro de Estudios de Sostenibilidad de la
Universidad de Lund – Suecia
FUENTE: ECO Magazine Rising Seas 2021: Traducción al español: Google - NEH
¡Adáptese ahora! se ha convertido en el foco de
muchas iniciativas de políticas locales e internacionales y movimientos de la
sociedad civil que buscan inspirar acciones e instan a la necesidad de
adaptarse a los impactos inevitables del cambio climático. En el Caribe, este
impulso se ha traducido en colocar la adaptación en el centro de su agenda
política. Sin embargo, a pesar del aumento en las acciones de adaptación,
existe una creciente evidencia de que estas intervenciones a menudo están
condicionadas por las desigualdades sociales, no logrando reducir la vulnerabilidad
de aquellas personas a quienes se supone que las intervenciones deben apoyar.
En este contexto, académico y profesional, está pedido cada vez más repensar
las prácticas de adaptación. Específicamente, sobre la urgencia de prestar más
atención a las dimensiones sociales, culturales, políticas y éticas de la
gobernanza del cambio climático, para alcanzar resultados más equitativos y
sostenibles. La investigación que llevo a cabo en el marco del proyecto
Biodiversidad y servicios de los ecosistemas costeros marinos en un mundo
cambiante (MaCoBioS) tiene como objetivo profundizar en estas dimensiones y lo
que significan para la adaptación en las comunidades costeras, centrándose en
el país insular de Barbados. En esta breve historia pretendo centrar la
atención en el papel de las estructuras de poder y las diferentes perspectivas
en la gestión de la adaptación. Al hacerlo, sigo la tendencia de promover un
cambio de paradigma desde el “adáptese ahora”.
La trampa de separar naturaleza y sociedad, poder
y perspectivas diferentes -si hay algo en lo que (la mayoría de nosotros)
podemos estar de acuerdo- es en que los cambios físicos que ocurren en la
atmósfera debido al cambio climático están causando una amplia gama de impactos
biofísicos en nuestro planeta. Con el respaldo de décadas de investigación
climática, el efecto invernadero en el sistema ecológico de la Tierra y sus
impactos en la economía y la población de un país ha estado durante mucho
tiempo en el centro del debate político. En los Estados del Caribe, la mayor
exposición y vulnerabilidad al cambio climático ha provocado una alarma
justificada para centrarse en cómo los impactos biofísicos del cambio climático
afectan los medios de vida de las personas y el bienestar de los ecosistemas. Las
alteraciones químicas y físicas en el océano debido a los procesos de
calentamiento y acidificación están elevando el nivel del mar y planteando
cambios complejos y serios a los ecosistemas marinos y costeros, causando
impactos no solo en los asentamientos e infraestructura costera sino también en
los medios de vida de las personas que dependen de estos ecosistemas. Aunque
esta noción de cambio climático no es de ninguna manera inexacta, el predominio
de la perspectiva biofísica en las discusiones sobre el cambio climático
minimiza el papel de la sociedad, la política y las estructuras de poder, y dentro
de ella, en la creación del cambio climático y en la configuración de los
resultados de la adaptación.
Pero, ¿de dónde proviene esta interpretación del cambio
climático y cuáles son las consecuencias de su influencia en los enfoques de
adaptación? Muchos académicos han argumentado que la prevalencia de esta
comprensión biofísica del cambio climático se deriva de la idea de que lo
natural y lo social son sistemas separados que, aunque pueden interactuar entre
sí, tienen impulsores de cambio aislados. Como resultado de este entendimiento,
las acciones de adaptación se ven fundamentalmente como prácticas para
responder a los riesgos climáticos externos actuales y / o proyectados, un
fenómeno externo que, con las correcciones técnicas adecuadas, podemos manejar.
Esta conceptualización de la adaptación tiene sus raíces en varios documentos y
directrices de política, la evaluación del Panel Intergubernamental sobre
Cambio Climático (IPCC), así como en muchas estrategias nacionales de
adaptación. Esto último no solo ha impulsado la planificación y las políticas
de adaptación para que se inclinen hacia la promoción de soluciones técnicas,
sino que de alguna manera ha presionado a la población local para que aumente
su capacidad para hacer frente a los impactos del cambio climático (ya que el
cambio es externo y puede manejarse), lo que genera interrogantes sobre la
justicia y la igualdad. Si nuestro objetivo es reformular este enfoque de
adaptación actual hacia una comprensión más holística del cambio climático y
resultados justos y sostenibles, debemos reconocer que el cambio climático se
desarrolla dentro de una trayectoria más amplia de cambio social y ambiental. Esto
último requiere que prestemos especial atención al proceso cultural y político
en el que tiene lugar la gobernanza de la adaptación. Específicamente, cómo las
subjetividades y las relaciones de poder dinámicas (es decir, las propias
opiniones, creencias y valores) influyen en cómo se entiende e implementa la
adaptación. Si lo hacemos, además de centrarnos en las soluciones tecnológicas,
¿quién decide? ¿Qué conocimiento se legitima, quién necesita adaptarse y de
quién es la definición del problema, así como qué “dimensión interna” subyace a
tales encuadres? Son interrogantes que se deben plantear y reflexionar.
Repensar las estrategias de adaptación en Barbados, la baja topografía de
Barbados, la alta concentración de población en las zonas costeras y la dependencia
del turismo y la agricultura hacen que la isla sea particularmente vulnerable a
los impactos del cambio climático. Como resultado, Barbados ha hecho de la
planificación y la política de adaptación una prioridad nacional y una
estrategia clave en su respuesta política al cambio climático. Desde 2012,
cuando el gobierno aprobó la Política Nacional de Cambio Climático de Barbados,
la política de adaptación se ha integrado ampliamente en los diferentes
sectores e instituciones de Barbados y ahora es un pilar de los planes y
estrategias nacionales y sectoriales.
Las preocupaciones sobre el cambio climático y la
necesidad de adaptación se abordan en su Estrategia de Crecimiento y Desarrollo
(2013-2020) y su Estrategia Nacional de Biodiversidad (2020-2031), mientras que
la adaptación se ha promovido en varios como su Ley de Planificación y
Desarrollo (2019) y el Marco de políticas de gestión integrada de zonas
costeras (2020-2030). Si bien las acciones de adaptación actuales se están
implementando principalmente en el contexto de la mitigación de desastres (por
ejemplo, la construcción de estructuras de protección costera), las iniciativas
que tienen como objetivo integrar la gestión de ecosistemas con la adaptación,
como la restauración de manglares y corales, se consideran cada vez más como
parte del enfoque global. Esta integración de la adaptación en toda la
infraestructura institucional de la isla sin duda ha permitido el
establecimiento de un conjunto integral de leyes y mecanismos para su implementación.
Sin embargo, si bien esta prioridad en la planificación de la adaptación
constituye la base de una perspectiva positiva para el desarrollo de la isla,
existe la preocupación de que estos marcos actuales no consideren la naturaleza
política del cambio climático, que puede crear condiciones que refuercen las
desigualdades y las dinámicas de poder injustas. La toma de decisiones es más
que un proceso analítico, donde se evalúan los pros y los contras de las
opciones de adaptación y se prioriza la solución más eficiente, pero está
profundamente arraigada y moldeada por ciertas visiones del mundo, valores y
conocimientos de ciertos grupos dominantes. En este sentido, reflexionar sobre
quién controla estas decisiones de adaptación, con base en qué visiones,
conocimiento y comprensión de lo que es la adaptación, es clave para diseñar e
implementar estrategias que llamen la atención sobre las causas subyacentes de
las vulnerabilidades y desafíen las injustas relaciones de poder existentes.
Teniendo en cuenta que en Barbados este impulso de adaptación ha traído consigo
un nuevo conjunto de actores, sin necesariamente compartir el mismo interés
político, dar un paso atrás y preguntarse cómo las estructuras de poder y las
dimensiones culturales de la gobernanza influyen en cómo se implementan estas
acciones es aún más crítico. Esto último nos ayudará a comprender mejor cómo y
por qué se construyen prácticas institucionales particulares para la acción de
adaptación y nos ayudará a avanzar para ver la adaptación no solo como una
respuesta técnica para enfrentar los riesgos climáticos, sino como un proceso
sociopolítico donde múltiples visiones, conocimientos y las subjetividades
interactúan.
El cambio climático plantea un desafío
indiscutible para las comunidades costeras y también puede conducir a exacerbar
los problemas de desarrollo existentes en Barbados. No obstante, la necesidad
de adaptación también presenta una gran oportunidad para repensar los enfoques
actuales de sostenibilidad hacia caminos más justos e igualitarios. Al
considerar cómo el poder y los diferentes valores, creencias, visiones del
mundo y el significado del cambio climático influyen en el diseño y las
intervenciones institucionales de adaptación, se ponen sobre la mesa acciones
más inclusivas y sostenibles. (Nota. Este proyecto ha recibido financiación del
programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en
virtud del acuerdo de subvención Nº 869710).