sábado, 14 de agosto de 2021

 Poder y diferentes visiones del mundo en el marco de las acciones de adaptación costera

Por Fabiola Espinoza Córdova

Centro de Estudios de Sostenibilidad de la Universidad de Lund – Suecia

FUENTE: ECO Magazine Rising Seas 2021: Traducción al español: Google - NEH


¡Adáptese ahora! se ha convertido en el foco de muchas iniciativas de políticas locales e internacionales y movimientos de la sociedad civil que buscan inspirar acciones e instan a la necesidad de adaptarse a los impactos inevitables del cambio climático. En el Caribe, este impulso se ha traducido en colocar la adaptación en el centro de su agenda política. Sin embargo, a pesar del aumento en las acciones de adaptación, existe una creciente evidencia de que estas intervenciones a menudo están condicionadas por las desigualdades sociales, no logrando reducir la vulnerabilidad de aquellas personas a quienes se supone que las intervenciones deben apoyar. En este contexto, académico y profesional, está pedido cada vez más repensar las prácticas de adaptación. Específicamente, sobre la urgencia de prestar más atención a las dimensiones sociales, culturales, políticas y éticas de la gobernanza del cambio climático, para alcanzar resultados más equitativos y sostenibles. La investigación que llevo a cabo en el marco del proyecto Biodiversidad y servicios de los ecosistemas costeros marinos en un mundo cambiante (MaCoBioS) tiene como objetivo profundizar en estas dimensiones y lo que significan para la adaptación en las comunidades costeras, centrándose en el país insular de Barbados. En esta breve historia pretendo centrar la atención en el papel de las estructuras de poder y las diferentes perspectivas en la gestión de la adaptación. Al hacerlo, sigo la tendencia de promover un cambio de paradigma desde el “adáptese ahora”. 

 La trampa de separar naturaleza y sociedad, poder y perspectivas diferentes -si hay algo en lo que (la mayoría de nosotros) podemos estar de acuerdo- es en que los cambios físicos que ocurren en la atmósfera debido al cambio climático están causando una amplia gama de impactos biofísicos en nuestro planeta. Con el respaldo de décadas de investigación climática, el efecto invernadero en el sistema ecológico de la Tierra y sus impactos en la economía y la población de un país ha estado durante mucho tiempo en el centro del debate político. En los Estados del Caribe, la mayor exposición y vulnerabilidad al cambio climático ha provocado una alarma justificada para centrarse en cómo los impactos biofísicos del cambio climático afectan los medios de vida de las personas y el bienestar de los ecosistemas. Las alteraciones químicas y físicas en el océano debido a los procesos de calentamiento y acidificación están elevando el nivel del mar y planteando cambios complejos y serios a los ecosistemas marinos y costeros, causando impactos no solo en los asentamientos e infraestructura costera sino también en los medios de vida de las personas que dependen de estos ecosistemas. Aunque esta noción de cambio climático no es de ninguna manera inexacta, el predominio de la perspectiva biofísica en las discusiones sobre el cambio climático minimiza el papel de la sociedad, la política y las estructuras de poder, y dentro de ella, en la creación del cambio climático y en la configuración de los resultados de la adaptación.

 Pero, ¿de dónde proviene esta interpretación del cambio climático y cuáles son las consecuencias de su influencia en los enfoques de adaptación? Muchos académicos han argumentado que la prevalencia de esta comprensión biofísica del cambio climático se deriva de la idea de que lo natural y lo social son sistemas separados que, aunque pueden interactuar entre sí, tienen impulsores de cambio aislados. Como resultado de este entendimiento, las acciones de adaptación se ven fundamentalmente como prácticas para responder a los riesgos climáticos externos actuales y / o proyectados, un fenómeno externo que, con las correcciones técnicas adecuadas, podemos manejar. Esta conceptualización de la adaptación tiene sus raíces en varios documentos y directrices de política, la evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), así como en muchas estrategias nacionales de adaptación. Esto último no solo ha impulsado la planificación y las políticas de adaptación para que se inclinen hacia la promoción de soluciones técnicas, sino que de alguna manera ha presionado a la población local para que aumente su capacidad para hacer frente a los impactos del cambio climático (ya que el cambio es externo y puede manejarse), lo que genera interrogantes sobre la justicia y la igualdad. Si nuestro objetivo es reformular este enfoque de adaptación actual hacia una comprensión más holística del cambio climático y resultados justos y sostenibles, debemos reconocer que el cambio climático se desarrolla dentro de una trayectoria más amplia de cambio social y ambiental. Esto último requiere que prestemos especial atención al proceso cultural y político en el que tiene lugar la gobernanza de la adaptación. Específicamente, cómo las subjetividades y las relaciones de poder dinámicas (es decir, las propias opiniones, creencias y valores) influyen en cómo se entiende e implementa la adaptación. Si lo hacemos, además de centrarnos en las soluciones tecnológicas, ¿quién decide? ¿Qué conocimiento se legitima, quién necesita adaptarse y de quién es la definición del problema, así como qué “dimensión interna” subyace a tales encuadres? Son interrogantes que se deben plantear y reflexionar. Repensar las estrategias de adaptación en Barbados, la baja topografía de Barbados, la alta concentración de población en las zonas costeras y la dependencia del turismo y la agricultura hacen que la isla sea particularmente vulnerable a los impactos del cambio climático. Como resultado, Barbados ha hecho de la planificación y la política de adaptación una prioridad nacional y una estrategia clave en su respuesta política al cambio climático. Desde 2012, cuando el gobierno aprobó la Política Nacional de Cambio Climático de Barbados, la política de adaptación se ha integrado ampliamente en los diferentes sectores e instituciones de Barbados y ahora es un pilar de los planes y estrategias nacionales y sectoriales.

 Las preocupaciones sobre el cambio climático y la necesidad de adaptación se abordan en su Estrategia de Crecimiento y Desarrollo (2013-2020) y su Estrategia Nacional de Biodiversidad (2020-2031), mientras que la adaptación se ha promovido en varios como su Ley de Planificación y Desarrollo (2019) y el Marco de políticas de gestión integrada de zonas costeras (2020-2030). Si bien las acciones de adaptación actuales se están implementando principalmente en el contexto de la mitigación de desastres (por ejemplo, la construcción de estructuras de protección costera), las iniciativas que tienen como objetivo integrar la gestión de ecosistemas con la adaptación, como la restauración de manglares y corales, se consideran cada vez más como parte del enfoque global. Esta integración de la adaptación en toda la infraestructura institucional de la isla sin duda ha permitido el establecimiento de un conjunto integral de leyes y mecanismos para su implementación. Sin embargo, si bien esta prioridad en la planificación de la adaptación constituye la base de una perspectiva positiva para el desarrollo de la isla, existe la preocupación de que estos marcos actuales no consideren la naturaleza política del cambio climático, que puede crear condiciones que refuercen las desigualdades y las dinámicas de poder injustas. La toma de decisiones es más que un proceso analítico, donde se evalúan los pros y los contras de las opciones de adaptación y se prioriza la solución más eficiente, pero está profundamente arraigada y moldeada por ciertas visiones del mundo, valores y conocimientos de ciertos grupos dominantes. En este sentido, reflexionar sobre quién controla estas decisiones de adaptación, con base en qué visiones, conocimiento y comprensión de lo que es la adaptación, es clave para diseñar e implementar estrategias que llamen la atención sobre las causas subyacentes de las vulnerabilidades y desafíen las injustas relaciones de poder existentes. Teniendo en cuenta que en Barbados este impulso de adaptación ha traído consigo un nuevo conjunto de actores, sin necesariamente compartir el mismo interés político, dar un paso atrás y preguntarse cómo las estructuras de poder y las dimensiones culturales de la gobernanza influyen en cómo se implementan estas acciones es aún más crítico. Esto último nos ayudará a comprender mejor cómo y por qué se construyen prácticas institucionales particulares para la acción de adaptación y nos ayudará a avanzar para ver la adaptación no solo como una respuesta técnica para enfrentar los riesgos climáticos, sino como un proceso sociopolítico donde múltiples visiones, conocimientos y las subjetividades interactúan.

 El cambio climático plantea un desafío indiscutible para las comunidades costeras y también puede conducir a exacerbar los problemas de desarrollo existentes en Barbados. No obstante, la necesidad de adaptación también presenta una gran oportunidad para repensar los enfoques actuales de sostenibilidad hacia caminos más justos e igualitarios. Al considerar cómo el poder y los diferentes valores, creencias, visiones del mundo y el significado del cambio climático influyen en el diseño y las intervenciones institucionales de adaptación, se ponen sobre la mesa acciones más inclusivas y sostenibles. (Nota. Este proyecto ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención Nº 869710).