martes, 24 de mayo de 2011

REPORTAJE A SAN MARCOS - V PARTE

HOMENAJE A LOS 460 AÑOS DE VIDA INSTITUCIONAL DE SAN MARCOS


Las anteriores partes de Reportaje a San Marcos, véase en:




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SAN MARCOS, verdades incómodas

Por Nemesio Espinoza Herrera

(Continuación del anterior Eje Nº 1)

EJE Nº 2

LA FORMACIÓN PROFESIONAL EN SAN MARCOS

Si los argumentos esgrimidos en las anteriores entregas respecto al serio retroceso de la Investigación Científica en San Marcos son ciertos, entonces podemos -por simple deducción lógica- afirmar categóricamente que la formación profesional en San Marcos, por decir lo menos, no es buena. Y no puede ser buena aunque quisiéramos, por varias razones.



¿Cómo puede haber una buena formación profesional de los sanmarquinos si la Investigación Científica no es labor prioritaria, y más aún, si no se basa en ella? La buena formación profesional tiene que estar fundada necesariamente en la Investigación Científica, no sólo en unas cuantas facultades, sino absolutamente en todas, sin excepción alguna. He ahí la llave de San Marcos para su reivindicación. Sin Investigación Científica no hay –no puede haber- una buena formación profesional.



San Marcos no tiene una buena formación profesional no sólo porque no está de la mano con las investigaciones científicas, sino porque las autoridades de la Universidad también actúan para que el proceso de formación profesional se efectúe a la antigua usanza, como hace siglos; y no hacen nada para cambiarlo y adecuarlo a las necesidades de los nuevos tiempos.

En razón del argumento anterior ¿Cómo puede haber una buena formación profesional de los sanmarquinos si, por ejemplo, aún permanece vigente con vigor metodologías arcaicas de “enseñanza-aprendizaje”? ¿Cómo puede haber una buena formación profesional si se admiten (con sistemas tradicionales de admisión) a estudiantes no necesariamente con vocación para el riguroso trabajo universitario? ¿Cómo puede haber una buena formación profesional si subsisten vetustas prácticas y costumbres en la concepción y ejecución de “estructuras curriculares” anacrónicas y propias de tiempo idos?



El cuestionamiento a la calidad de la formación profesional en San Marcos, admite otras interrogantes más: ¿Cómo puede haber una buena formación profesional si los catedráticos no investigan, empero, “enseñan” y “forman” profesionales? ¿Cómo puede haber una buena formación profesional “entre cuatro paredes” cuando la Universidad no está efectivamente vinculada a la comunidad nacional e internacional? ¿Cómo puede haber una buena formación profesional si no se tiene en cuenta las vocaciones ¿Cómo puede haber una buena formación profesional si en la gestión de la Universidad así como en la de las facultades prevalece la corrupción y la mediocracia? Hay, entonces, serias preocupaciones en San Marcos en el tema de la formación de profesionales.



¿Qué significa, esencialmente, la buena formación profesional? Significa entregar a la sociedad nacional e internacional profesionales de nuevo tipo, vale decir, profesionales que no sean clonados para el desempleo y/o subempleo, sino capaces de crear empresas, empleos y riquezas; es decir, la buena formación profesional significa dotar a la sociedad profesionales premunidos con adecuados niveles de empleabilidad y emprendedurismo, con actitudes (y aptitudes) científicas que solucionen problemas de hoy.



Una buena formación profesional significa ofrecer a la sociedad profesionales (intelectuales, científicos, artistas, poetas, escritores, filósofos, médicos, ingenieros, gerentes, etc.) con plenas capacidades para participar efectivamente en el proceso de desarrollo sostenido y sostenible del Perú. En suma, la buena formación profesional significa ofrecer a la sociedad de profesionales que sean solución para el país, en vez de que resulten siendo un problema. El desempleo y el subempleo profesional es un gran problema para la sociedad.


Principales asuntos relacionados a la Formación Profesional en San Marcos


1. El desempleo y subempleo profesional como indicador de las deficiencias en la formación profesional en San Marcos



El mejor indicador para medir la buena calidad en la formación profesional es saber qué están haciendo, cómo y dónde están los egresados sanmarquinos. A ciencia cierta no sabemos cuán mal -o cuán bien- es la formación profesional en San Marcos porque no existen estudios ni investigaciones de rigor científico que establezcan los niveles del desempleo y del subempleo profesional existentes. Por indicios inferimos que son alarmantes. Urge la ejecución de un proyecto de investigación científica al respecto.



2. La primacía de la vetusta metodología “enseñanza-aprendizaje” en San Marcos



El mundo ha cambiado tanto en estas últimas décadas que todo está cuestionado en la Universidad, especialmente en cuanto a la formación profesional. Uno de los cuestionamientos es la vigencia de la vetusta metodología de la “enseñanza aprendizaje”. Esta arcaica metodología “académica” es, entre otras cosas, eminentemente memorística, dogmática, librística y de “entre cuatro paredes”; en cuyo contexto, el profesor “dicta clases” y “enseña” y el alumno hace apuntes y “aprende”. En tales condiciones es imposible lograr la calidad en la formación profesional.



Inclusive hoy, en San Marcos, los exámenes (orales, escritos, sustitutorios) que son apéndices de la medieval metodología “enseñanza-aprendizaje”, aún se efectúan en las mismas maneras y formas como en los tiempos pasados; y resultan hasta estupidizantes porque siendo memorísticos, hasta el plagio –miseria humana en la universidad- tiene su impune e inmune presencia.



Los tiempos actuales, por el contrario, exigen nuevas metodologías para la buena formación profesional. Exigen, por ejemplo, metodologías conducentes a la construcción de conocimientos basadas en la Investigación Científica, estrechamente vinculadas a la práctica, de tal modo que en lugar de “enseñar” o “transmitir” conocimientos existentes –que la Internet, por ejemplo, ofrece con creces- brinde a los futuros profesionales mecanismos académicos, pedagógicos y científicos para resolver problemas, crear empleos, riquezas, hacer inventos, etc., sobre la base de los conocimientos propios de las sociedades globalizadas.



Un proverbio chino reza: “Dime algo y lo olvidaré; muéstrame algo y lo recordaré; hazme partícipe de algo y entonces aprenderé”. La filosofía de la denominada metodología “aprender haciendo” es, por citar un ejemplo, distinta a la de la “enseñanza aprendizaje” que en San Marcos debía promoverse a la par con otras metodologías modernas.



Además, las ortodoxas metodologías de “enseñanza-aprendizaje” promueven actividades académicas única y exclusivamente en aulas, “entre cuatro paredes”; en cambio las metodologías de construcción y aplicación de conocimientos las aulas son accesorias para debates de teorías, talleres, conferencias; pues, la formación profesional -al basarse principalmente en la práctica y en la Investigación Científica- se realiza en los laboratorios, en las empresas y en las instituciones a las que la Universidad y las facultades están -deben estar- vinculadas necesariamente.



3. La vigencia de un arcaico sistema de Admisión a San Marcos



Cada año ingresan a San Marcos alrededor de 5 mil egresados de secundaria en dos procesos de “examen de admisión” (hasta en Huaral). Los gestores de la Universidad han hecho que el proceso de “admisión” a San Marcos, en general, sea similar como hace un siglo. No garantiza necesariamente el ingreso de estudiantes de calidad.



Los tradicionales ritos estereotipados que se celebran en cada proceso de admisión, empero, no garantizan necesariamente que los admitidos tengan: 1) vocación para ser universitario; pues, cualquiera no puede ser tal, y 2) vocación para la “carrera” profesional que van a emprender. Lo importante es avalar que a San Marcos ingresen estudiantes de calidad, pues, se necesita garantías para formar buenos profesionales.



Un sistema de admisión que no garantice el ingreso de estudiantes con vocaciones probadas y que, por el contrario, sean admitidos ora por su suerte, ora porque no tienen dónde estar –la universidad vista como válvula de escape del desempleo juvenil-, ora por ocuparse en algo, etc.; es un sistema conducente a garantizar deserciones, frustraciones prematuras, mediocridades y egresados inermes para el desempleo. Con el sistema vigente de ingreso a la Universidad cualquiera –con ciertas habilidades y hasta por la buena suerte- puede ser admitido; pero, no garantiza necesariamente incorporar a un estudiante sanmarquino de calidad, por consiguiente, no garantiza tener un futuro eximio profesional.



Ser estudiante sanmarquino de calidad significa, ante todo, vocación para el rigor del trabajo universitario y debe ser por antonomasia investigador, lector empedernido, estudioso, con capacidades de análisis y de discernimientos, poseedor de habilidades en la redacción de sus interpretaciones, con dotes de inteligencia emocional, con innata actitud científica (búsqueda de la verdad). Ser estudiante sanmarquino de calidad significa, además, ser crítico, rebelde, innovador, emprendedor y con sensibilidad social y política (no al nefasto y trastocado concepto de estudiante “apolítico”).



Ser estudiante sanmarquino de calidad significa también probada vocación por la profesión escogida. El estudiante que estudia Derecho en San Marcos porque de verdad tiene vocación para ser buen abogado, el que estudia Medicina porque de verdad quiere (y puede) ser un excelente médico, el que estudia Literatura porque desea (y debe) ser un escritor eximio, el que estudia Administración porque de verdad quiere ser gerente, empresario; el que estudia Sociología porque de verdad desea ser un sociólogo competente.



En realidad los procesos de “admisión” en las universidades peruanas son ortodoxos e irracionales propias de un modelo educativo en crisis y asimétricos a los tiempos actuales; pero, no por eso San Marcos tenga que hacer lo mismo cada año, cada década. San Marcos, la Universidad emblemática del Perú, tiene que (re)pensar y crear un nuevo modelo de Admisión, totalmente distinto al actual, porque se trata de admitir a San Marcos estudiantes de calidad para dotar a la sociedad nacional e internacional de profesionales de calidad.



4. La masificación estudiantil en San Marcos



La masificación estudiantil inmersa en modelos arcaicos de formación profesional de múltiples carencias y sin necesariamente estar basadas en las vocaciones, conlleva inexorablemente a la mediocridad en la formación profesional.



San Marcos tiene actualmente un promedio de 28 mil estudiantes en pregrado (y 5 mil en postgrado). No es necesariamente excesiva teniendo en cuenta la grandiosidad de la Universidad. Empero, sus aulas, por ejemplo, están diseñadas –a la usanza de una universidad tradicional- para un centenar de estudiantes. Cuando en un salón de San Marcos un profesor “dicta clases” para 50, 70, 100, 120 alumnos, la Universidad está excesivamente masificada y es imposible lograr calidad académica en la formación profesional. En tales condiciones la mediocridad es inevitable.



El promedio ideal de alumnos en pregrado por aula es 25, en postgrado 12. No es que San Marcos tenga que disminuir la cantidad de estudiantes –inclusive debía duplicar-, sino que sus infraestructuras académicas requieren ser reestructuradas. Es mejor tener cuatro aulas con capacidad para 25 alumnos cada una que un salón inmenso para un centenar de estudiantes. No es que se tenga la necesidad de más profesores, pues en San Marcos la cantidad de ellos es suficiente; lo que se necesita es un replanteamiento total, radical –en términos de reingeniería- de metodologías, de ritos, de prácticas, de currículos, de tiempos, etcétera.



5. Las obsoletas estructuras curriculares en San Marcos



No puede haber calidad en la formación profesional si en la Universidad no existe su buen cimiento que son las estructuras curriculares. En las facultades de San Marcos, los planes curriculares –por regla general- son tradicionales y, por consiguiente, obsoletos; por varias razones, pero principalmente por tres:



1) Los planes de estudios no están basados en una rigurosa y permanente planificación educativa-curricular concordantes con las realidades nacionales y mundiales, tampoco están conexos con las políticas institucionales de la Universidad relacionadas a la calidad académica en la formación profesional, pues, son inexistentes.



2) Los planes curriculares en la Universidad carecen de Líneas troncales formativas y pedagógicas en tres asuntos hoy necesariamente considerados como transversales en el proceso de la formación profesional: A) La enseñanza de la Ciencia así como la formación de investigadores científicos, B) La formación de empresarios así como la formación en Administración; y, C) La enseñanza de la Cultura universal y de humanidades. (Está probado que los egresados –o los mismos estudiantes universitarios- resultan siendo “analfabetos” en cuanto a la cultura universal; y, así, pretenden ser profesionales competentes).



3) Las estructuras curriculares están basadas principalmente en la filosofía de las arcaicas metodologías de “enseñanza-aprendizaje”, de la “enseñanza” entre las “cuatro paredes”, pues, no existe verdaderas vinculaciones con la sociedad nacional e internacional.



Por el contrario, el asunto de los currículos de la formación profesional están basados en “creaciones heroicas” coyunturales y aisladas de iniciativas particulares y, por eso mismo, con muchas limitaciones que no pueden conducir sino a estructuras curriculares zurcidas y facilistas (por ejemplo, eso de quitar un curso y en su lugar poner otro; eso de cambiar nombre a los cursos más no a contenidos), que imposibilitan lograr calidad académica formativa y promueven la mediocridad. El tema de los planes curriculares es un asunto de Política Institucional de la Universidad por cambiar el estado actual de las deficiencias en la formación profesional no es un asunto de algún sabihondo iluminado o de una u otra Facultad aislada.



6. Los catedráticos y la formación profesional en San Marcos



El docente es la pieza clave en el asunto de la buena formación profesional. El catedrático -más allá del simple concepto de profesor universitario- es, ante todo, un pedagogo por antonomasia y por vocación, con grados académicos de magíster y de doctor.



Formar buenos profesionales, que implica formar nuevas mentalidades, es, ante todo, un asunto de pedagogía universitaria, más que el dominio disciplinar del docente. El contador, el administrador, el ingeniero, el médico, el abogado, el sociólogo, el escritor, etc. que funge de catedrático deja de ser tal en las aulas y se convierte necesariamente en un pedagogo. Los más de tres mil profesores de San Marcos son, por antonomasia y por vocación, pedagogos o dejan de ser catedráticos.



Empero, ¿cuál es la realidad en San Marcos? La realidad es que la pedagogía en general y la pedagogía universitaria en particular no forman parte de la docencia universitaria. Debiendo ser necesariamente pedagogos, los docentes de San Marcos no lo son ¿Cuántos profesores de San Marcos tienen, realmente, vocación pedagógica? ¿Cuántos de ellos han sido admitidos a la docencia -como tiene que ser-, sobre la base de su vocación por la pedagogía? ¿Cuántos tienen formación, capacitación y/o perfeccionamiento en pedagogía universitaria? ¿Cuántos son conscientes que al entrar al aula son pedagogos? ¿Cuántos realmente se comportan como tales? Aunque no existen estudios ni investigaciones al respecto, por indicios se puede deducir que en San Marcos la formación profesional no va de la mano con la pedagogía universitaria. Por supuesto que hay eximios pedagogos sanmarquinos; pero, no es la regla, es la excepción.



La necesaria reestructuración de la formación profesional en San Marcos parte por establecer que el que va ha ser admitido como catedrático a San Marcos no sólo sea un investigador por vocación, sino también un pedagogo, y su admisión proceda por estar respaldado con certificaciones de formación, capacitación, perfeccionamiento y diplomaturas en pedagogía universitaria. Es más, en las evaluaciones periódicas a los docentes, hoy se hace perentoria la necesidad de la exigencia a los catedráticos para que respalden sus labores de docencia con tales certificaciones.



Todo esto demanda que San Marcos posea obligatoriamente en sus unidades de Postgrado programas de capacitación, especialización y/o de perfeccionamiento en pedagogía universitaria.



7. Inexistencia de vinculaciones de San Marcos para la buena formación profesional



En lo que corresponde al proceso de formación profesional, San Marcos es una universidad burbuja. Se encuentra de espalda a la sociedad nacional e internacional. “Forma” profesionales entre cuatro paredes y con libros. La teoría está absolutamente desliga de la práctica. Es como si al piloto de una aeronave lo formara sólo con teorías, con simuladores y lo sentara después en la cabina de mando para que vuele.



Millones de empresas, instituciones, organizaciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras, regionales y locales que debieran ser centros de formación profesional –además de laboratorios de investigaciones- para fundir la teoría con la práctica, empero, San Marcos no los toma en cuenta porque no tiene vinculaciones sostenidas y activas con ellas. Las facultades de San Marcos no tienen siquiera, de manera organizada, dónde pueden y deben hacer las “prácticas pre profesionales”, prácticas que se hacen al egresar, cuando debían hacerse desde el primer ciclo.



Si San Marcos estuviera vinculada de verdad con el Parque Industrial de Villa El Salvador y/o con el conglomerado empresarial de Gamarra -por citar solamente dos ejemplos-, significaría que la Universidad tiene miles de centros de formación profesional con todas sus millonarias infraestructuras donde estudiantes de ingenierías, Administración (Contabilidad, Economía), Medicina, Sociología, de Letras, etc., se formarían sostenidamente en sus carreras profesionales fusionando la teoría con la práctica.



Si a eso se sumara la vinculación con las grandes empresas e instituciones nacionales y transnacionales, con las organizaciones de los gobiernos nacional, regional y local, etc., estaría garantizada en gran parte la buena formación profesional pues los egresados sanmarquinos tendrían adecuados niveles de empleabilidad y de emprendedurismo y no engrosarían el ejército de profesionales sin empleo.



Ninguna facultad de San Marcos en los tiempos actuales puede justificar su existencia si no está vinculada de manera sostenida a empresas, instituciones y organizaciones de la sociedad nacional e internacional como parte de su estrategia en el proceso de la buena formación profesional en sus propios ámbitos, pues, hay la imperativa necesidad de garantizar que todas las asignaturas y las actividades de laboratorios y de prácticas, estén realizándose en las organizaciones a las que está afiliada.



Que cada facultad de San Marcos ofrezca la relación de organizaciones a las que están realmente vinculadas no sólo con fines de las prácticas profesionales o de servicios del graduando, sino a las que están sostenidamente vinculadas en todo el proceso integral de la formación profesional, desde el primer ciclo hasta el último ¿Cuántas hay? ¡Ninguna¡



8. Inexistencia de la formación en Administración y de empresarios como parte de la buena formación profesional en San Marcos



La Administración es, ante todo, una actividad humana para lograr resultados. Todos (hombres y mujeres), absolutamente todos, son administradores; sean profesionales o no, letrados o no. Persona que sabe administrar su economía, su hogar, su salud, su futuro, su tiempo; mejor aún, persona que sabe administrar una empresa, una institución; es la persona garantía de desarrollo. Por tal razón la Administración, sobre todo en la actualidad, debe ser enseñada en la sociedad para que todos sepamos administrar bien y así promover el desarrollo del país. (Inclusive es manifiesta la necesidad que en la secundaria se enseñe Administración así como se enseña Economía, Psicología).



Precisamente en el contexto del razonamiento anterior, se fundamenta la necesidad de que la Administración sea enseñada en todas, absolutamente en todas las facultades de la Universidad sin excepción alguna. Por una sencilla razón: es que un profesional no puede ser competente si no sabe administrar; y bien. El profesional tiene que administrar (y bien) el desarrollo de su profesión, tiene que administrar (y bien) empresas e instituciones propias de su profesión. Es así que en la Universidad la enseñanza de la Administración -al igual que la enseñanza de la Ciencia-, es un asunto transversal que ninguna facultad puede dejar tener en cuenta en la formación profesional.



Las nuevas estructuras curriculares en la formación profesional de todas las facultades, exigen la inclusión de la Línea troncal y estrategias pedagógicas de la formación en Administración desde el primer ciclo hasta el último a través de cursos, talleres, seminarios de Administración; pues, los tiempos actuales demandan que el médico, el ingeniero, el abogado, el contador, el poeta, el economista, el sociólogo, etc., sean también buenos administradores de sus profesiones, de sus empresas así como de las empresas e instituciones existentes vinculadas a su carrera profesional y, por con siguiente, deben también tener una buena formación en Administración. La diferencia sustantiva entre un profesional idóneo y otro mediocre, es que el primero sabe administrar; y bien.



Por otra parte, los tiempos actuales exigen también que los buenos profesionales de todas las especialidades sean, a la vez, empresarios. Por esta razón, la formación o la enseñanza del empresariado (o emprendedurismo) es, igualmente, una actividad transversal en el asunto de la formación profesional.



Esto quiere decir que todas las facultades de la Universidad, absolutamente todas, tienen la necesidad de una Línea curricular para la formación de empresarios, pues, el país necesita que médicos, ingenieros, abogados, administradores, contadores, poetas, economistas, sociólogos, etc., sean, a la vez, empresarios con capacidades y talentos para crear y administrar empresas en sus propias disciplinas profesionales y/o “explotar” sus profesiones empresarialmente. Así San Marcos ha de formar profesionales ya no como antaño para que busquen empleo (que no hay); sino para que creen empresas, empleos y riquezas que tanto necesita el Perú.



9. El “Vicerrectorado Académico”: irracionalidades y burocracias en San Marcos



Lo académico está directamente vinculado a la Formación Profesional. Por tal razón, aquí precisa algunas líneas sobre el denominado “Vicerrectorado Académico”.



El “Vicerrectorado Académico” actual no tiene nada de académico porque a él se le ha asignado funciones de coordinación de áreas eminentemente administrativas (Centro Preuniversitario, Sistema Único de Matrícula, Biblioteca Central) y se “apropia” de funciones que en todo caso corresponde al ámbito de las investigaciones (el denominado “Vicerrectorado Académico” dizque hace “divulgación científica”, difunde la producción intelectual de la comunidad universitaria y tiene programas de iniciación científica, de apoyo a publicaciones científicas). Así mismo indican que el Vicerrectorado Académico tiene programa de análisis curricular, de movilidad docente y estudiantil, de innovación en laboratorio de enseñanza, integración a la sociedad y empresa, etc.; pero, sólo hueras menciones sin decir ni una palabra sobre los resultados, porque simplemente no los hay en términos de sus contribuciones sostenidas al desarrollo institucional.



No obstante, el “Vicerrectorado Académico” es una burocracia pesada y costosa. Hay excesiva cantidad del personal en sus diversas unidades oficinescas. El “vicerrector académico” está rodeado de secretarias, asistentes, asesores, seguridad, protocolos, etc., convencido que todo eso corresponde al halo del vicerrector ¿Cuál es su contribución efectiva y sostenida al desarrollo académico de San Marcos? La respuesta está plasmada en la realidad actual de la Universidad que no logra resolver los grandes y serios problemas académicos y de formación profesional.



En suma, el “Vicerrectorado Académico” así como el denominado “Vicerrectorado de Investigación” se han convertido en pesados elefantes blancos (“Al rey le obsequiaron un elefante blanco para honrarlo, pero resultó una carga pesada y un estorbo”). Gran favor se hará a San Marcos si ambos “vicerrectorados” desaparecen, lo antes posible.

FUENTE: Libro

SAN MARCOS, verdades incómodas



(En la siguiente entrega: Eje Nº 3: La gestión de San Marcos)