martes, 31 de julio de 2012

Liberalismo y marxismo


EL OCASO MUNDIAL DEL PENSAMIENTO POLÍTICO LIBERAL Y DEL PENSAMIENTO POLÍTICO MARXISTA


Por: Dr. Nemesio Espinoza Herrera

“La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices.” Albert Einstein.

De los 7 mil millones de personas que viven en el mundo, 5 mil millones están en condiciones de pobreza y extrema pobreza.

 Para los propósitos de este artículo, entendemos por Política a la apropiación del Poder del Estado y el ejercicio de él. La Política es la manera de llegar al poder del Estado y ejercerlo legitimando coercitivamente el dominio en la sociedad. La Política como tal está justificada por una Ideología que la (en)cubre. La política es –parafraseando a Vilfredo Pareto- el ejercicio del poder por una “minoría vital”, del que (de)tiene el poder, hacia una “mayoría trivial”, vale decir, al resto de los gobernados, de los dominados. La política no la ejerce cualquiera sino el que tiene poder, principalmente económico, militar, religioso; así lo demuestra la historia de la humanidad.
La política es, desde Sócrates hasta los marxistas, el ejercicio coercitivo del poder para -en el contexto de una ideología- velar el “bien común”, el “bienestar” de la sociedad, del “pueblo”; para redimir “la explotación del hombre por el hombre”, para lograr el “Estado de bienestar”, para promover el desarrollo económico-social, para garantizar la equitativa distribución de la riqueza, etcétera. Empero, la esclavitud, la pobreza, la extrema pobreza, la ignorancia, la guerra y toda suerte de infelicidad humana persisten incólumes en la historia del hombre en el planeta Tierra. He ahí la razón por la que en el mundo, la política -y los políticos- tienen una malísima imagen, porque diciendo que ejercen el poder para el bienestar y progreso de la sociedad, resultan siendo embustes y embusteros.
El argumento respecto al ocaso político liberal y marxista está basado en el concepto de los modelos de desarrollo económico y social. Parafraseando a Thomás Kuhn, hay en el mundo dos –nada más que dos- paradigmas antípodas de desarrollo económico y social en el devenir histórico de la humanidad: el modelo liberal y el modelo marxista. Entiéndase por paradigma a la simbiosis entre 1) la concepción del mundo (cosmovisión, visión del mundo) y, 2) una matriz disciplinar (ideologías, políticas, economías, leyes, valores, filosofía, etc.); ambas, en interrelación, para resolver los grandes problemas de la vida humana. Empero, ambos modelos, históricamente han demostrado al mundo que no pueden resolver los grandes problemas que aquejan consuetudinariamente a la humanidad por cuanto las condiciones de pobrezas y desigualdades siguen incólumes por milenios.
En el ámbito de la política (mecanismo para promover el desarrollo económico-social), ni la política liberal ni la política marxista -normales- logran resolver los grandes problemas de las sociedades humanas. Esto quiere decir –en términos de Kuhn- que hay una Crisis de paradigmas que debe desatar una revolución para el advenimiento de un nuevo paradigma que sí los resuelvan. 
Es evidente el fiasco mundial del modelo de política liberal (neoliberalismo, derecha, burguesía, economía de mercado, mercantilismo, monarquismo, parlamentarismo, conservadurismo, república, imperialismo, nacionalismo, fascismo, posmodernismo, oligarquía, globalización, Estado de bienestar, el Estado de derecho, etcétera); y del modelo de la política marxista (socialismo, comunismo, izquierda, revolución, leninismo, maoísmo, socialdemocracia, totalitarismo, etcétera).
Vasta hacer referencia sólo a un hecho para probar el descalabro del paradigma liberal de desarrollo y, consecuentemente, de su mecanismo: la política liberal. En los casi 20 siglos de existencia (aun desde Sócrates, Platón, Aristóteles –cuyos pensamientos estaban basados en el contexto de la “natural” esclavitud-; pasando por Santo Tomás de Aquino, Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Maquiavelo, Rawls, etc.), la política liberal no ha logrado lo que la política tiene que lograr para la humanidad: garantizar la calidad de vida (empleo, salud, educación, vivienda) para la población mundial. Pero, eso sí -¡cuándo no!-, han logrado calidad de vida para los esclavistas, gobernantes y dominantes que ostentaron y ostentan el poder (político). Téngase presente que de los 7 mil millones de personas que viven en el planeta Tierra, 5 mil millones están en condiciones permanentes de pobreza y extrema pobreza.
Respecto al fiasco del paradigma marxista vasta, igualmente, hacer referencia sólo a un hecho: desde 1848 y/o después de la Rusia de Lenin o de la China de Mao ¿cuándo y dónde se aplica la política marxista en el mundo? Dicen, y es discutible, que hoy hay sólo tres pequeños países en los que se aplica el paradigma marxista de desarrollo y, consecuentemente, la política marxista: Korea del Norte, Vietnam y Cuba. No nos referimos a la existencia de la prédica marxista sino a la acción transformadora de un Estado marxista.
De las afirmaciones anteriores podemos deducir: 1) El paradigma político liberal es la que domina absolutamente al mundo a costa de las pobrezas y las desigualdades humanas; y 2) El paradigma político marxista tiende a su extinción si no está ya extinto, pues no ha logrado salvar a la humanidad de las “garras del capitalismo”.
En el contexto de los argumentos planteados, es ésta la Tesis: en los albores del Siglo XXI y del Tercer Milenio es evidente la decadencia del pensamiento político marxista y la decadencia del pensamiento político liberal. Así, el mundo actual se encuentra en la búsqueda de un nuevo pensamiento político que quiebre los paradigmas liberales y marxistas.
Para la buena suerte de la humanidad, especialmente para las futuras generaciones ya se perfila un nuevo paradigma. Ya se puede hablar del “fin de los paradigmas liberales y marxistas” y el renacimiento de un nuevo paradigma (o de nuevos) sobre la base de la Ciencia y Tecnología. La nueva tendencia es que la política ya no sea instrumento del liberalismo o del marxismo, sino de la Ciencia y Tecnología.
No es la política basada en el pensamiento (y filosofía) liberal o marxista y sus embustes la que va a redimir la humanidad y otorgar la calidad de vida de la población mundial, sino la política basada en la ciencia, en la tecnología, en la innovación, en el conocimiento, en el saber, en la información, en la investigación científica. No es el político embustero liberal o marxista el que debe ostentar el poder del Estado y ejercerlo, sino el científico, el filósofo, el sabio, el pensador, el creador o el descubridor (a la luz de la ciencia), el investigador. El mundo fuera otro si Sócrates, Aristóteles, Marx, Galileo, Einstein, Hawking, gobernaran.
No es el poderío de los tanques, el poder del dinero ni el poder del embuste los que van ha redimir a la humanidad. No son las ventajas comparativas -como el tener abundantes recursos naturales-, no es el marxismo y/o el liberalismo –hoy ambos en decadencia- los que van a librar al mundo de la esclavitud; sino la Ciencia y la Tecnología que otorga ventajas competitivas para construir sostenidamente el desarrollo económico y social que en esencia significa dotar a la población de mejores niveles de calidad de vida (empleo, salud, educación, vivienda).
En los albores del Siglo XXI y del Tercer Milenio la díada Ciencia-Tecnología constituye la principal catapulta del desarrollo económico y social de las sociedades del mundo. Hablar del “desarrollo de las sociedades del mundo” significa hablar del desarrollo de la humanidad, del desarrollo humano, del desarrollo en el que la persona humana es el fin. En otras palabras, el “desarrollo de las sociedades” significa esencialmente garantizar, de manera gradual pero sostenida, la calidad de vida de la población.
Los países prósperos del mundo son países que han avanzado al ritmo –no de sus políticas liberales o marxistas necesariamente- sino de su desarrollo científico y tecnológico. Los países subdesarrollados, como el Perú, para gradualmente liberarse de los estragos del subdesarrollo requieren de la Ciencia y Tecnología.
Así, el poder de la Ciencia y Tecnología, se perfila como el nuevo poder mundial, si no lo es ya. Corresponde a los estados del orbe ejercer este poder.
Ciudad Universitaria de San Marcos, 24 de julio del 2012