¿ESTANCAMIENTO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO OCCIDENTAL?
Por: Dr. Nemesio Espinoza Herrera
Diferentes visiones del mundo se han sucedido
en el desarrollo del pensamiento occidental, principalmente desde Sócrates y Aristóteles
a Santo Tomás de Aquino; de éste a Copérnico, a Marx y a Einstein. Echándole “una
ojeada” a la evolución de la filosofía occidental –la filosofía oriental sigue
siendo enigmática entre nosotros- encontramos que es plausible la hipótesis de su
estancamiento –por no decirlo su ocaso- a partir del Siglo XX, pues, por más de
un siglo la humanidad se encuentra sin una nueva Filosofía, sin filósofos, en
términos de la trascendencia del pensamiento de los grandes pensadores occidentales
referidos.
Como se sabe, la filosofía
occidental –denominada así para diferenciar de la filosofía oriental de Tsé, Buda,
Confucio, hinduismo, etc.- tiene una larga data que va desde Tales de Mileto
(siglo V a.C.), pasando por Sócrates-Platón-Aristóteles, Tomás de Aquino (primacía
de la teología escolástica), la preponderancia del positivismo (Bacon) hasta la
filosofía marxista (sobre la base de Kant, Hegel). Y a partir de ahí, no hay
una filosofía que quiebre los paradigmas aristotélicas (incluyendo la
escolástica) y marxistas. Las grandes etapas de la filosofía universal son: antigua
(650 al o a.C.), medieval
(Escolástica: razón y Fe. Siglos V al XV), moderna (del XV al XVIII -
Revolución francesa) y la contemporánea, que es una suerte de estancamiento de la filosofía universal
o la etapa de resignación a través de elogios y admiración hacia los grandes
filósofos de la humanidad: los antiguos, medievales y los de los siglos XV al
XIX.
Es necesario señalar que la
evolución de la filosofía occidental es explicable en el contexto de primero:
la teoría geocéntrica (filosofía
aristotélica) y, después, de la teoría
heliocéntrica (Aristarco, Ptolomeo, Copérnico y Galileo, Newton; y en las
que se basa la filosofía moderna y contemporánea, incluyendo la marxista). Una
cosmovisión está inmersa o en el contexto de la teoría geocéntrica
(explicaciones de la Naturaleza y del
Ser de Aristóteles), o en la teoría
heliocéntrica (las explicaciones de Newton –especialmente de su teoría de la
gravitación universal- y hasta de Einstein). Entre ambas, empero, resaltan la
predominancia de la cosmovisión teológica (como es el caso de Santo
Tomás que intentó compatibilizar el pensamiento geocéntrico de Aristóteles con
el cristianismo), en unas épocas, y de la metafísica en otras; hasta que
el positivismo (Bacon, Comte) y el marxismo rompen –aunque no definitivamente- la
primacía teológica en la filosofía.
Es decir, la humanidad –o
dicho más propiamente los filósofos- han filosofado pensando que la Tierra es
el centro del Universo (hasta antes de Ptolomeo) y/o pensando que el Sol
–alrededor del cual gira la Tierra en movimientos elípticos (y no en circular)-
es el centro del Universo infinito (de Galileo hasta hoy). Y nada más. Para que
en el mundo surja un nuevo pensamiento filosófico tendrá que romperse el
paradigma de la cosmovisión heliocéntrica, hoy prevalente.
Por tal razón es que las
concepciones de Aristóteles acerca de la Naturaleza (lugar, vacío, tiempo,
movimiento, Ser, etc., tratados en sus libros Física y Metafísica) circunscritas
al pensamiento geocéntrico, está superadas y sus discusiones en las academias –aunque
absolutamente necesarias- no son sino eminentemente propedéuticas para hacer
que los filósofos piensen con las rigurosidades con la que hacía Aristóteles.
Así, a partir de las
discusiones filosóficas en el contexto de la cosmovisión heliocéntrica la
humanidad y concretamente durante el siglo XX y parte del XXI no hay filósofos
de la talla de Aristóteles, de Santo Tomás de
Aquino, de Marx que “descubran” una nueva visión del Universo e, inmersa
a ella, una nueva filosofía para la humanidad.
Ciudad Universitaria
de San Marcos, diciembre de 2012
Imagen: htt//pfilosofiacavernicolas.blogspot.com